LA CIENAGA-PERLA DEL SUR. IMBATIBILIDAD EN UN LAPSO PORVENIR. UNA PARED SENTIMENTAL.
Las nubes grises del día turbio, las emisiones de gases y las bombas lacrimógenas
agobiaban el completo entorno. ``Lo mataron, lo mataron`` se escuchaba a lo lejos,
``mataron a Bruja``. ``A quién mataron?`` `` A Papito la bruja coño lo mataron los
Guardias, hay que tirarse a la calle``. Se escuchaban voces agoreras, que a lo lejos y
como clamor de un lamento consternaban nuestro pueblo.
Fue una batalla épica, hombres, mujeres y niños e incluso los más decrépitos ancianos,
sentían la necesidad de estar allí. Era una nueva lucha, era un mayor sentimiento, sin
distintivo de color partidario una gran batalla se había librado.
Ha transcurrido el tiempo desde entonces y cada lucha propuesta la hemos vencido,
sin importar lo adverso, lo desfavorable. Hoy, una batalla más se avecina,
probablemente la más letal que podremos ver en mucho tiempo. Un calentamiento
preliminar hemos visto ya. Niños, hombre, mujeres y ancianos, una vez más serán
testigo. Esta será una lucha de sentimientos y resentimientos. Una lucha de intereses.
Año 2013 Noviembre 29, el periódico Eco del Sur da a conocer la primicia informativa a
lo largo y ancho de toda La Región Enriquillo de que un Magnate millonario había
adquirido el hotel Bahoruco Beach Resort. El cual había estado cerrado por más de 12
extensos años.
Que esperanzador se leía esa noticia alentadora, melodía para mis oídos, cual sinfónica
`` Canon en re mayor de Pachebell, para tres violines y bajo continuo``. De mis
favoritas, Dios, escucharla se siente volar. En fin, un nuevo horizonte se podía parpar
en nuestras emociones, pueblo de bien que a lo lejos se ve al horizonte de olvido.
La localidad municipal del pueblo de La Ciénaga entonces, se abría a una nueva
oportunidad de desarrollo económico. ``los trabajos Inician la próxima semana``
anunciaban los extremistas esperanzados. Transcurrieron aproximadamente 3 años y 7
meses luego de aquella gran noticia de ese periódico.
Hoy en día la hora de la realidad ha llegado, la hora de defender con sudor y sangre,
capa y espada nuestro espacio, nuestra dignidad, nuestro honor. Pero no es una
batalla física, no señor, es una batalla moral.
Se inician los trabajos de infraestructura del Proyecto Perla del Sur, antiguo Bahoruco
Beach Resort y nuevamente el pueblo se detiene en pies de lucha. ``No aceptaríamos
jamás que Pared alguna pueda hacer que se pierda o desaparezca la vista, frente a la
cual nuestros ojos infantiles y en su proceso adolecente se hicieron adultos, se hicieron
viejos``.
Pero una vez más logramos imponer nuestra posición cual si fuera nuestro defensor
``El Abogado del Diablo`` encargado de encontrar argumentos contrarios a las
supuestas virtudes, en este caso del sistema fallido que nos simula santidad.
Y ya está, hemos fijado nuestra posición de Pueblo, la Pared tiene un punto de inicio y
un punto final. Y ellos lo saben, ellos pueden seguir laborando, pueden seguir
desarrollando.
Pero qué curioso y extraño que algunos medios y personas física nos quieran hacer
sentir culpables con sus denuncias de que se construye una pared a todo lo largo de la
costa del mar de La Ciénaga y en nuestro Mirador de Bahía Honda, lo cual es una real
mentira, escandalosa y exagerada con el fin de apaciguar el ánimo violento y el
indetenible y tan anhelado desarrollo de lejano sur. Y ahora entiendo es tiempo exacto
para decir: nunca nadie antes, ha librado nuestra batalla, ahora no los necesitamos.
Perla del Sur es un ambicioso mega-proyecto turístico con tendencia al desarrollo en la
zona nuestra y que bueno que es así, pues el turismo trae beneficios económicos y te
desarrolla, pero ojo con esto, es un acero de doble filo.
El desarrollo turístico económico, a cambio se lleva nuestra estabilidad marítima
costera, nuestro medio ambiente, nuestra cultura y en la mayoría de los casos el pudor
de nuestra formación no quedaría intacto. Pueblo mío, es un alto precio a pagar. Acero
de doble filo, una batalla épica moral, probablemente la más letal que podremos ver
en mucho tiempo.
POR: Joan Moreta
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