EL BLOK DEL PALO: Napoleón, Beethoven y la 3ra Sinfonia
POR ODALIS RAMIREZ
En el 1769 15 de agosto, la señora María Leticia Ramolino y Carlos María Bonaparte dieron al mundo un hombre que sería recordado por toda la humanidad por sus hazañas y logros al frente de Francia y prácticamente toda la Europa de ese entonces. Ese hombre fue Napoleón Bonaparte, quien desde joven abrazó la carrera militar y que sin ser francés en un periodo más o menos corto (1799-1804 y 1804-1814), llenó a ese País de gloria, de libertad y de cambios Estructurales en todos los órdenes, tanto políticos, sociales y Económicos. Nació en Córcega, Isla Italiana, a los 35 años fue coronado Emperador, o mejor dicho coronado por él mismo, porque aunque había invitado al Papa para esos fines, él mismo se dejó caer la corona en su cabeza gobernando a más de 70 millones de personas, incluyendo prácticamente toda Europa.
Desde los grandes césares, no había existido un hombre con tanto poder, coraje, agalla y ambición. Napoleón decía: Amo el poder como el músico ama su música. Fue burlado por su estatura y su acento que no era francés. A los 15 años ingresó a la Academia militar de Paris Brienne-le-Château; un profesor lo describió como callado, solitario claramente egoísta, orgulloso, ambicioso y que aspiraba a todo, llegaría lejos decía su informe escolar.
Eran tan grandes sus hazañas y gloria, que el músico más influyente en ese momento ,Ludwig van Beethoven, quien para esa época estaba en el umbral de su éxito, además de un pensamiento revolucionario y espíritu republicano, siendo contrario al sistema monárquico, tenía gran simpatía por Napoleón, a quien admiraba, no solamente por sus monumentales logros , sino por su comportamiento hacia Francia, siendo nombrado Primer Cónsul, comparaba con los más grandes césares romanos, componiendo para ese entones una de las sinfonías más exitosa escrita hasta hoy: La Sinfonia Heroica, estrenada en un concierto privado a finales de 1804. Esa sinfonía abrió las puertas del romanticismo de forma estruendosa.
El genio del tormentoso compositor construyó una obra maestra en uno de sus momentos más difíciles, con incipientes problemas de audición, pensamiento suicida y alejado de la fastuosidad de Viena, dedicada a Napoleón.
El Primer Cónsul seguía consiguiendo victoria y sus logros siguieron en aumento, pero cuando ya tenía todo el poder concentrado decidió llegar a la posición en donde ningún hombre había llegado, coronándose Emperador De Francia.
Jean-Baptiste Bernadotte futuro rey de Suecia, fue el que sugirió a Beethoven que podía honrar aquel que puso orden en la revolución con una gran composición, en la partitura de la Sinfonía aparecía el nombre glorioso de Napoleón, pero al enterarse Beethoven del cambio radical de este, descrito por Ferdinand Ries, alumno de Beethoven, inmediatamente entra en cólera va a la mesa en donde está el escrito y en una rabiasca de esa que le acostumbraban a pasar, toma la partitura y borra de ella el nombre de Napoleón.
Pero la historia de la Tercera sinfonía tiene ingredientes sobradamente interesantes que complementan el relato de Ries:
En el 1769 15 de agosto, la señora María Leticia Ramolino y Carlos María Bonaparte dieron al mundo un hombre que sería recordado por toda la humanidad por sus hazañas y logros al frente de Francia y prácticamente toda la Europa de ese entonces. Ese hombre fue Napoleón Bonaparte, quien desde joven abrazó la carrera militar y que sin ser francés en un periodo más o menos corto (1799-1804 y 1804-1814), llenó a ese País de gloria, de libertad y de cambios Estructurales en todos los órdenes, tanto políticos, sociales y Económicos. Nació en Córcega, Isla Italiana, a los 35 años fue coronado Emperador, o mejor dicho coronado por él mismo, porque aunque había invitado al Papa para esos fines, él mismo se dejó caer la corona en su cabeza gobernando a más de 70 millones de personas, incluyendo prácticamente toda Europa.
Desde los grandes césares, no había existido un hombre con tanto poder, coraje, agalla y ambición. Napoleón decía: Amo el poder como el músico ama su música. Fue burlado por su estatura y su acento que no era francés. A los 15 años ingresó a la Academia militar de Paris Brienne-le-Château; un profesor lo describió como callado, solitario claramente egoísta, orgulloso, ambicioso y que aspiraba a todo, llegaría lejos decía su informe escolar.
Eran tan grandes sus hazañas y gloria, que el músico más influyente en ese momento ,Ludwig van Beethoven, quien para esa época estaba en el umbral de su éxito, además de un pensamiento revolucionario y espíritu republicano, siendo contrario al sistema monárquico, tenía gran simpatía por Napoleón, a quien admiraba, no solamente por sus monumentales logros , sino por su comportamiento hacia Francia, siendo nombrado Primer Cónsul, comparaba con los más grandes césares romanos, componiendo para ese entones una de las sinfonías más exitosa escrita hasta hoy: La Sinfonia Heroica, estrenada en un concierto privado a finales de 1804. Esa sinfonía abrió las puertas del romanticismo de forma estruendosa.
El genio del tormentoso compositor construyó una obra maestra en uno de sus momentos más difíciles, con incipientes problemas de audición, pensamiento suicida y alejado de la fastuosidad de Viena, dedicada a Napoleón.
El Primer Cónsul seguía consiguiendo victoria y sus logros siguieron en aumento, pero cuando ya tenía todo el poder concentrado decidió llegar a la posición en donde ningún hombre había llegado, coronándose Emperador De Francia.
Jean-Baptiste Bernadotte futuro rey de Suecia, fue el que sugirió a Beethoven que podía honrar aquel que puso orden en la revolución con una gran composición, en la partitura de la Sinfonía aparecía el nombre glorioso de Napoleón, pero al enterarse Beethoven del cambio radical de este, descrito por Ferdinand Ries, alumno de Beethoven, inmediatamente entra en cólera va a la mesa en donde está el escrito y en una rabiasca de esa que le acostumbraban a pasar, toma la partitura y borra de ella el nombre de Napoleón.
Pero la historia de la Tercera sinfonía tiene ingredientes sobradamente interesantes que complementan el relato de Ries:
Todo comienza en el año 1802, en el que Beethoven aconsejado por su médico, se retiró a descansar a la villa campestre de Heiligenstadt, en la que escribió su famoso y sufrido testamento, dirigido a sus hermanos, traumatizado por los problemas de sordera que comenzaba a padecer. No se descubrió hasta después de su muerte.
Beethoven anotó los primeros esbozos de su Tercera Sinfonía, ligándola para siempre a uno de sus momentos más tormentosos de su vida. Fue en uno de sus retiros en Döbling, cuando el compositor alumbró definitivamente su gran obra, presentada en un concierto privado en el palacio del Príncipe Lobkowitz en el mes de diciembre de 1804.
Napoleón Muere el 5 de mayo de 1821, en la retirada isla de Santa Elena, deportado y Beethoven el 26 de marzo de 1827, Viena, Austria.
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