El poeta ruso Yevgeny Evtushenko ha muerto
Por: Rafael Pineda.
MONTEVIDEO, Uruguay- Murió Yevgeny Evtushenko, el poeta ruso del siglo XX más conocido fuera de las fronteras de su país desde la desaparición física (en 1960) del premio nobel de literatura Boris Pasternak. Tenía 84 años.
Fue un poeta precoz que a los 20 años convocaba multitudes y a los treinta publicó su autobiografía. Llenaba estadios, salones, plazas, de gente que se aglomeraba para escucharle leer poemas que hablaban de la guerra y denunciaban el antisemitismo. Con el poema Babi Yar en la voz llegó a ser el personaje central de la poesía Soviética.
Babi Yar era un barranco de gran profundidad y longitud en las afueras de la ciudad de Kiev, Ucrania; allí los militares enviados por Adolfo Hitler asesinaron más de cien mil personas, la mayoría judíos, durante la ocupación de Rusia por los alemanes en 1941.
Evtushenko llenaba plazas con miles de estudiantes que se entusiasmaban y los obreros lo recibían aclamándolo en los sindicatos. Era un buen decidor de poesía según me cuentan quienes lo escucharon aquella vez en el Aula Magna de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, en el Festival de Poesía de Medellín, en Santiago de Chile y en La Habana. Tenía una voz resonante, fuerte; ponía énfasis, pasión, ternura, y gesticulaba como un actor al decir los textos contando vivencias que eran las mismas de los soviéticos que vivieron la crudeza de la guerra y la barbarie cometida por los nazis en Rusia.
Amaba Latinoamérica y realizó viajes por este continente dando recitales, participando en festivales poéticos y escribiendo libros. Cultivó amistad con Pablo Neruda, admiraba a Salvador Allende, a César Vallejo, Nicanor Parra; Fidel Castro lo recibió muchas veces en privado y siendo corresponsal de prensa sostuvo una larga conversación con El Che Guevara cuando este era Ministro en Cuba.
En México, el presidente de ese país (1968) estuvo entre los presentes en un estadio donde la asistencia se estimó en 20 mil, la mayoría estudiantes.
Siendo ya octogenario no perdía la jovialidad y tampoco paraba de viajar. Aclamado en 94 países, traducido a 72 idiomas; en 1963 fue propuesto al premio nobel de literatura.
Entre los países que visitó está la República Dominicana. Aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Las Américas en marzo del 1984; en el libro FUKÚ comenta las amarguras sufridas en la terminal aérea donde le revisaron hasta las medias que calzaba y un militar colgado en relucientes cadenas de oro lo amenazó con incautarle un casete de la película Kinder-garten, de su autoría.
Aquí conoció a Mateo Morrison, miembro de la generación de post guerra y una de las voces más importantes de la poesía dominicana, en ese entonces director del Departamento de Extensión Cultural de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, cuando esa Casa de Altos Estudios, la más antigua de América, le daba importancia a la difusión de la cultura. La academia fue el soporte para que Evtushenko, importante figura de la poesía mundial, visitara la R.D. y ofreciera un recital en el Aula Magna. Después, Mateo Morrison contó en varios escritos cómo fue, qué hizo y lo que significó para él ser anfitrión de ese poeta que además se relacionó con los miembros de la Unión de Escritores Dominicanos, institución que le ofreció un almuerzo según lo reseña Bernardo Vega en la introducción a la edición dominicana de FUKÚ, el libro que le dejó como legado a la R.D. porque Evtushenko tenía la costumbre de escribir algo en cada país visitado, un artículo, un libro, un poema.
No hay comentarios: